Con mucho dolor me despido de ti Mateo
Con mucho dolor me despido de ti Mateo, y lo hago desde lo más profundo de mi corazón, por tu amor incondicional, por tu gratitud inigualable, por ser el mejor entre los mejores. Desde tu pérdida tengo el alma rota, me faltas tú. Soy consciente que pasar más de 10 años sobreviviendo en la calle hace que 10 sean 20 para cualquiera; quizá esperaba un milagro o un regalo de la vida para ti, que ya habías sufrido bastante y por fin tenías un hogar y una familia que te cuidaba, te adoraba y jamás te abandonaría. Éramos tu casa de acogida por un trato que hice, pero fuiste, eres y serás mi amado Mateo. Llegaste llamándote Koichi, no sé bien cómo fue pero te llamamos Mateo y nos miraste, Mateo, mi chico rubio de ojos verdes.
Este tiempo que hemos vivido juntos he conocido un abuelete maravilloso, adorable, súper cariñoso y juguetón (creo que nadie había jugado contigo pero aprendiste). Me has dado el mayor amor puede darse, me has dado lo más hermoso que se puede recibir, el amor incondicional y por ello jamás te olvidaré. Cuando viniste a casa tenías miedo de los humanos, seguramente te pegaron y me temo que bastante por tu forma de mirar siempre hacia el suelo. Tuvimos paciencia y todos nos dimos tiempo, seguimos los consejos que nos dieron para hacer que todo fuera más fácil y la verdad, ¡fue sobre ruedas! Incluso con dos gatos más que ibas a vivir, creo que tuvisteis una conversación y os dijisteis “vive y deja vivir” y no hubo más palabras. Hemos dormido juntos todos los días, me pedías que me tumbara y que te abrazara y ponías tu cara junto a la mía, así todos los días durante año y medio, abriendo los ojos y viéndote feliz junto a mí, me trasmitías mucho amor y paz.
Estabas bastante malito, con una fuerte infección en tus oídos, las orejas acartonadas, la cara hinchada y la boca destrozada pero desde el minuto uno te dejaste curar y dabas las gracias subiéndote en mis piernas y durmiendo sobre mí, ¡no lo olvidaré jamás! ¡¡Me hacías feliz, muy feliz!! La gente cree que un gato mayor no se hace a estar en una casa, la gente no te conoció ni conoce a otros abueletes que necesitan descansar y que los humanos les demos amor y compresión. Te recuperaste porque eras muy fuerte y quizá ahora esperaba que tu fortaleza pudiera con este último bache igual que superaste tu cojera y los dolores de tus hernias discales. Pero ya estabas cansado de tanto luchar, la vida en la calle pasa factura y sabías que había llegado tu momento pero aun así has dejado que te pongamos el suero y hasta que te demos de comer con cuchara de silicona para no hacerte daño en tu boca dolorida, y decías basta poniendo tu mano sobre la mía, con cuidado, jamás con un mal gesto, eso no iba contigo.
Sólo tengo palabras de gratitud, hacia ti el primero por cruzarte en mi camino, ¡Mateo de mi vida! Hacia S.O.S felinos por hacer que nuestras vidas se encontraran y por hacer tanto por los gatos de la calle, Inma, Cristina, Mari Carmen, Inmaculada y hacia todos los que formáis parte de esta maravillosa asociación o colaboráis con ella como Teresa que gracias a la acupuntura consiguió que volvieras a caminar e incluso que corrieras y saltaras, la recuperación fue tremenda, se te veía feliz y lleno de vida.
Te has ido en silencio, discreto, de forma rápida, nos separamos porque tenías que marcharte, tus riñones no funcionaban, tenías triaditis felina y teníamos que despedirnos. Pero no te has ido solo, te has ido rodeado de amor, besos y caricias, rodeado de gente que te quería y lloraba tu pérdida. TE QUIERO Y SIEMPRE TE QUERRÉ MATEO, SIEMPRE ESTARÁS EN MI CORAZÓN.