Raiko estaba abandonado en la calle y cada vez se hacía más peligroso que siguiera allí. Cruzaba carreteras y se iba a buscar comida así que fue recogido por nuestros voluntarios y llevado al refugio. No podía estar encerrado porque saltaba de todos los sitios a pesar de lo grande que es, así que está suelto por nuestro refugio protegiendo a los demás. Es un perro muy grande, pero así de grande tiene el corazón. Es muy bueno y cariñoso, y sociable con otros perros. Aunque como a todo el mundo, si le molestan más de la cuenta se pone cascarrabias. Se estaba poniendo un poco entrado en kilos, y ahora entre todos los voluntarios estamos dándole paseos diarios y poquito a poquito, está perdiendo peso.