Fue abandonada en nuestro refugio con sus hermanos en pésimas condiciones. Estaba hambrienta, muy delgada, sucia y triste. Ahora es una perra completamente diferente. Ha cogido peso, está muy guapa y tiene una energía increíble. Es muy cariñosa y siempre está esperando su hora de pasear para jugar con sus hermanos y demás perros del refugio. Cuando nos ve siempre salta de alegría y se nos pone encima para que le acariciemos. Nala es la más sumisa y tranquila de los hermanos, se porta fenomenal en casa, no da ruido, ni rompe. Hace sus cosas siempre fuera y responde bien cuando la regañas. Le hace falta un poco de educación porque al haber crecido en el refugio todo le da curiosidad, pero es obediente. Es una perra completamente distinta cuando está en casa, es la tranquilidad y obediencia en persona, pero fuera le encanta correr, jugar y tiene muchísima energía.